¿de que se quejan los pacientes en su seguro de salud?

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De la sanidad publica ni hablamos porque seguro que tiene un familiar, un amigo o un conocido que ha sufrido «los recortes» bien, por listas de espera interminables, escasez de servicios de limpieza en hospitales, urgencias masificadas, etc. Sobre todo en las grandes ciudades donde los grandes hospitales sufren estas medidas de recorte cada día. Pero parece que en un seguro privado todo lo anterior no existe, pero tienen otras incidencias o quejas, que en la mayoría son de menor envergadura, por ejemplo, la hospitalización, donde a veces los hospitales privados  acortan los días de estancia en el mismo después de una operación.

American medical team working on hospital ward

«La sanidad pública española tiene muchos defectos, pero la privada tampoco parece ser la panacea. En España, en estos momentos, casi el 30% de los hogares tiene contratado un seguro de salud, según recoge el comparador de seguros Rastreator, y cada vez son más frecuentes las quejas o reclamaciones de los pacientes por motivos similares a los que presenta la sanidad pública. Ginecología, obstetricia, traumatología y cirugía general son las áreas médicas más conflictivas, pero también los errores en el diagnóstico por el ahorro en pruebas; las altas precipitadas, porque es muy caro mantener a los pacientes hospitalizados; la espera para la realización de pruebas diagnósticas y, en menor medida, las urgencias, aseguran en el Defensor del Paciente, donde también llegan quejas de las clínicas privadas.

Una de las reclamaciones más frecuentes en los seguros privados viene determinada cuando la compañía de seguros se niega a pagar la cobertura por enfermedad persistente, dicen en la asociación de consumidores Facua.

Los problemas vienen cuando se necesita asistencia sanitaria o la autorización de pruebas médicas. Es entonces cuando las compañías pueden alegar que se trata de enfermedades previas o preexistentes . No es raro que ante un trombo en una pierna la compañía no quiera dar cobertura alegando que el paciente tenía ya hipertensión arterial, algo que ni el propio afectado sabía.

Para no llevarse sustos, es clave conocer además cuáles son las pruebas, los tratamientos, intervenciones quirúrgicas o procesos que necesitan autorización previa de la compañía. A menudo se dan casos en que mientras la aseguradora da luz verde o no a la autorización, los pacientes se ven obligados a abonar los costes de la prestación o la intervención para luego reclamárselo a la compañía.»

Fuente: www.cincodias.com

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