Las redes sociales pueden manipular como el lavado de cerebro. Descubre cómo protegerte.
¿Qué tienen en común los usuarios de redes y los prisioneros?
Puede parecer exagerado, pero según Rebecca Lemov, historiadora de la Universidad de Harvard, hay similitudes entre el uso intensivo de redes sociales y las técnicas de lavado de cerebro utilizadas con prisioneros de guerra. Así lo plantea en su libro La inestabilidad de la verdad, donde analiza cómo las redes afectan a nuestra salud mental y comportamiento.
Los soldados estadounidenses retenidos en Corea del Norte fueron aislados, privados de sueño y desconectados de sus vínculos sociales. Lemov afirma que, en otro nivel, los usuarios de redes sociales viven procesos similares, aunque de forma voluntaria y menos visible.
Todos somos vulnerables a la manipulación digital
Tras décadas investigando sectas, tortura y control mental, Lemov concluye que todos subestimamos lo fácil que es manipularnos. Las redes sociales son una herramienta poderosa que puede:
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Alterar el estado de ánimo
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Aislar de la vida social real
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Reducir la capacidad de pensar con claridad
Las emociones también pueden ser manipuladas
En 2014, Facebook realizó un experimento sin informar a los usuarios: mostró a unos más contenido positivo y a otros, contenido negativo. El resultado fue claro: sus emociones cambiaron según el tipo de publicaciones que veían.
“Fue como si dijeran con orgullo que pueden regular nuestras emociones como si tuvieran un mando de volumen”, explica Lemov.
¿Qué puedes hacer para protegerte?
1. Observa cómo te sientes
No todo el mundo reacciona igual. Lo que a unos puede enganchar, a otros les puede dejar indiferentes. Por eso, es importante reflexionar sobre cómo te afecta el contenido que consumes.
¿Te sientes ansioso o frustrado después de usar redes sociales? Esa puede ser una señal de alerta para cambiar hábitos o limitar el tiempo de uso.
2. Da prioridad a las relaciones en persona
Lemov advierte: “Cuanto más tiempo pasamos en redes, menos lo hacemos en grupos reales”. Y esto nos está robando habilidades sociales y oportunidades de conexión auténtica.
Unirse a grupos que se reúnan cara a cara, como clubes de lectura, caminatas o juegos, ayuda a recuperar el equilibrio y combatir la soledad.
3. Mejora tu descanso
El uso excesivo del móvil afecta al sueño, especialmente en adolescentes y jóvenes. Consultar el teléfono antes de dormir o durante la noche disminuye la calidad del descanso, lo que se traduce en más ansiedad y peor salud mental.
Lemov recomienda una regla sencilla:
“Deja el teléfono fuera del dormitorio.”
Así es más fácil resistir la tentación de usarlo a medianoche o al despertar.
Recupera el control de tu vida digital
El uso continuo de redes sociales puede aislarnos, quitarnos horas de sueño y deteriorar nuestro bienestar emocional. Sin embargo, somos capaces de tomar conciencia y protegernos.
Pasar más tiempo con personas reales, descansar adecuadamente y limitar el uso de redes puede marcar una diferencia enorme en nuestra salud mental.