Ricos en EE. UU. viven menos que pobres en Europa

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Un estudio revela que los ricos en EE. UU. tienen menor esperanza de vida que los pobres de varios países europeos.

Una brecha que sorprende

Un reciente estudio publicado en el New England Journal of Medicine revela un dato impactante: los estadounidenses más ricos viven menos que los europeos con menos recursos. La investigación, liderada por Irene Papanicolas, de la Escuela de Salud Pública, confirma que, aunque la riqueza mejora la salud en todos los países, las diferencias sociales en EE. UU. son mucho más marcadas.

El estudio y sus conclusiones

Una muestra amplia y seguimiento a largo plazo

El estudio analizó a 73.000 personas de entre 50 y 85 años en Europa y Estados Unidos desde 2010. En ambas regiones se observó que los ricos viven más que los pobres, pero en EE. UU. la brecha es mucho mayor. Aún más sorprendente: los estadounidenses más ricos tienen tasas de mortalidad más altas que las personas con menos recursos en países como Alemania, Francia o Países Bajos.

Menor esperanza de vida en todas las clases sociales

Durante el período analizado, los europeos murieron a tasas un 40% menores que los estadounidenses. En Europa del Sur, esa cifra fue del 30%, y en Europa del Este, entre el 13% y el 20%. Incluso el 25% más rico de EE. UU. tuvo tasas de mortalidad superiores a los europeos con menos recursos.

¿Qué explica esta diferencia?

Un sistema que no protege ni a los más ricos

Según Sara Machado, coautora del estudio, estos datos deben servir como una llamada de atención para la política sanitaria de EE. UU.. La riqueza no basta si el sistema no garantiza el acceso equitativo a salud, educación o redes sociales. Factores como el estrés, la mala alimentación o la exposición a riesgos medioambientales podrían explicar por qué ni los ricos se salvan.

Europa: menos desigualdad, más protección

En Europa, la educación, el tabaquismo o el acceso a cuidados médicos están más equilibrados entre clases sociales. Además, una mayor protección social ayuda a que los más pobres no vean su salud tan comprometida. Esto hace que se necesite menos dinero para tener buena salud en Europa que en EE. UU.

Un problema estructural

Miguel Ángel Martínez Beneito, autor del Atlas Nacional de Mortalidad en España, resalta que el problema va más allá de lo económico. “Incluso personas adineradas en EE. UU. pueden tener peor acceso sanitario que europeos con menos recursos”, señala. Añade que es necesario investigar los factores estructurales que están reduciendo la esperanza de vida en EE. UU., desde la desigualdad hasta los hábitos de vida poco saludables.

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