Deporte en verano: cómo mantener el hábito sin agotarte
Las altas temperaturas no tienen por qué frenar tu rutina de entrenamiento. Aunque el calor puede afectar al rendimiento y aumentar el riesgo de fatiga o deshidratación, con algunos ajustes es posible seguir haciendo ejercicio de forma segura y eficaz.
De hecho, el calor también puede tener efectos positivos en esfuerzos de alta intensidad y corta duración, gracias a una mayor activación muscular. La clave está en adaptar el tipo de entrenamiento y respetar los límites del cuerpo.
Consejo 1: Elige bien la hora de entrenar
Evita las horas centrales del día (entre las 11:00 y las 18:00), especialmente si entrenas al aire libre. Los mejores momentos para hacer ejercicio en verano son a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más suaves.
Si no puedes evitar entrenar durante el día, busca zonas con sombra o interiores, y considera actividades acuáticas como caminar en la piscina o hacer ejercicios en el agua.
Consejo 2: Ajusta la intensidad
El verano no es el mejor momento para romper récords. Aprovecha para centrarte en la constancia, la técnica y la calidad del movimiento. Reduce la intensidad y la duración del entrenamiento si lo necesitas.
Evita entrenamientos extremos o muy prolongados, y escucha siempre lo que te pide el cuerpo.
Consejo 3: Hidratación continua
La deshidratación es el mayor enemigo del rendimiento en verano. Bebe agua antes, durante y después del ejercicio, incluso si no tienes sed. La sed ya indica un déficit de líquidos.
También puedes incorporar alimentos ricos en agua como frutas y verduras, y usar bebidas isotónicas si el esfuerzo es largo o muy intenso.
Consejo 4: Escucha a tu cuerpo
Entrenar con calor exige más atención a tus sensaciones. Si notas mareo, fatiga excesiva, náuseas o dolor de cabeza, para de inmediato. Descansa, refréscate y valora si es conveniente seguir o no.
El objetivo no es rendir al máximo, sino mantenerte activo sin poner en riesgo tu salud.
Conclusión: el verano también puede ser tu aliado
Lejos de ser un obstáculo, el calor puede ayudarte a reconectar con el deporte de forma más consciente y moderada. Recuerda que el ejercicio no solo es para estar en forma, también mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y contribuye al bienestar general.
Adaptar tu rutina a las condiciones climatológicas es la mejor forma de mantener el hábito saludable durante todo el año.