Medicamentos contra la diabetes muestran efecto neuroprotector en pacientes con párkinson

pacientes con párkinson

En un avance significativo, un ensayo clínico ha revelado que la lixisenatida, un agonista del GLP-1 comúnmente utilizado en el tratamiento de la diabetes, ha demostrado un efecto neuroprotector en pacientes con párkinson, retrasando el empeoramiento de sus síntomas durante un año. Este resultado, aunque limitado, ofrece nuevas esperanzas en la lucha contra esta enfermedad neurodegenerativa.

Durante el estudio, los pacientes con párkinson que fueron tratados con lixisenatida experimentaron una estabilización notable de sus capacidades motoras, contrastando con aquellos que recibieron un placebo y mostraron un deterioro en su condición. La diferencia de tres puntos en la escala de gravedad de los síntomas entre los dos grupos, aunque no dramática, sugiere un potencial efecto protector significativo.

Desarrollo y potencial del tratamiento

Los investigadores están motivados por estos resultados preliminares y planean continuar explorando la eficacia de la lixisenatida en ensayos más amplios. La posibilidad de que este tratamiento pueda ralentizar la progresión del párkinson abre una ventana a futuras investigaciones que podrían confirmar y expandir su uso no solo en párkinson sino también en otras enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, caracterizadas por procesos inflamatorios en el cerebro.

Mecanismo de acción

La lixisenatida actúa protegiendo las neuronas que producen dopamina, esenciales para el control motor, evitando su degeneración. A diferencia de tratamientos anteriores que incrementaban artificialmente la dopamina, la lixisenatida podría ofrecer una solución más sustentable al atacar la raíz del problema y preservar la función neuronal.

Este descubrimiento no solo es un avance en el tratamiento del párkinson, sino que también refuerza la relevancia de los agonistas del GLP-1 como una clase de medicamentos con potencial terapéutico más allá de su uso inicial en diabetes y obesidad. La investigación continúa, y con ella, la esperanza de desarrollar terapias más efectivas y seguras para enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo.

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