El ejercicio físico beneficia a las personas mayores al mejorar la densidad ósea, reduciendo el riesgo de fracturas y caídas, según explica David Curto, Director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.
Con la llegada del verano y las altas temperaturas, es común que las rutinas de actividad física de las personas mayores se vean modificadas. Los expertos enfatizan la importancia de comenzar a practicar deporte de manera gradual, incorporando ejercicios sencillos y combinando diferentes tipos de actividad física a lo largo de la semana, como resistencia, fuerza, equilibrio, flexibilidad y estiramientos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adultos mayores de 65 años deben dedicar al menos 150 minutos semanales a actividades físicas moderadas aeróbicas. Además, los ejercicios de fortalecimiento y musculación, adaptados a las capacidades individuales, son fundamentales para mantener la masa muscular, estimular la circulación y conservar la movilidad de las articulaciones.
Los ejercicios de equilibrio también desempeñan un papel esencial en la rutina de ejercicio de las personas mayores, ayudando a reducir el riesgo de caídas. Subir y bajar escaleras, mantener el equilibrio en un solo pie o caminar con los talones y de puntillas son ejemplos de ejercicios recomendados.
Por último, los ejercicios de flexibilidad ayudan a estirar la musculatura, pero es importante realizarlos con precaución. Con la edad, se pierde elasticidad y pueden aparecer dolencias, por lo que estiramientos adecuados de distintas partes del cuerpo son beneficiosos.
En resumen, mantener una rutina de ejercicio físico adaptada durante el verano es fundamental para la salud y el bienestar de las personas mayores. Integrando diferentes tipos de ejercicios, podrán disfrutar de una vida activa y proteger su salud en esta temporada.
