Es recomendable comparar siempre antes de contratar el seguro de salud que mejor se adapta a tus necesidades y presupuesto.
El sistema de salud pública de nuestro país puede presumir de ser uno de los mejor estructurados y los más consolidados en todo el mundo. Incluso cuando en los últimos años vivimos momentos de dudas y “desatención”, lo cierto es que la atención sanitaria social española continúa en el top mundial y continúa siendo un ejemplo a seguir y estudiar por parte de muchos otros países. Por desgracia, los efectos del Covid-19 no han dejado de sentirse desde el punto de vista de la organización, que arrastra aún algunos protocolos desactualizados. Si a eso le sumamos los efectos de la crisis, nos encontramos con una pérdida de calidad en los servicios a los que deberían acceder todos los ciudadanos.
Frente a esta situación, las familias que se lo pueden permitir han decidido acceder a seguros de salud privados, en los que la congestión sanitaria es bastante menor y la atención está prácticamente garantizada. No obstante, no todas las pólizas están al alcance de estos usuarios, por lo que la tendencia principal entre estos clientes es, naturalmente, buscar las mejores coberturas al mejor precio. Para quienes se encuentren en busca de un buen seguro de salud, le convendrá tomar nota de las cuestiones que trataremos a continuación.
¿Qué debe incluir un seguro de salud privado?
Un seguro privado no deja de ser una cobertura médica con cuya contratación accedemos a unos servicios sanitarios que deben ir desde los más básicos hasta todo tipo de consultas e intervenciones. En este aspecto reside la principal diferencia entre esta parte del sistema sanitario y el sector público. Precisamente en las coberturas reside la importancia del seguro privado. Una de las más frecuentes y buscadas en este tipo de pólizas es la salud dental avanzada, ya que en la sanidad pública apenas se cubren tratamientos y cuidados muy básicos. La obstetricia, el parto, la hospitalización y las intervenciones quirúrgicas también deberían estar incluidas para poder considerar que hemos contratado un seguro privado decente.
Es importante no olvidar que algo que incluyen los seguros privados son las carencias, es decir, un tiempo tras la contratación durante el cual no podremos hacer uso de ciertas coberturas hasta pasado un tiempo establecido previamente en la póliza. Suelen aplicarse a las coberturas dentales, la hospitalización, los partos y las intervenciones quirúrgicas.
No siempre lo más caro es lo mejor
Como norma general pensamos que, mientras más pagamos por un servicio, mayor calidad y servicio estamos contratando. Pero lo cierto es que esta relación no siempre es directamente proporcional; de hecho, en el caso de los seguros privados (tanto de salud como de otros ámbitos) es donde podemos comprobarlo con mayor claridad.
Algo que observaremos es que tanto en unos como en otros las asistencias básicas son prácticamente idénticas: el seguro dental, el parto, la obstetricia, la hospitalización… A veces la diferencia reside únicamente en algún servicio anexo y puntual al que podremos acceder llegado el momento si nuestra cuota es más elevada.
Es recomendable comparar
En este debate tampoco debemos olvidarnos de los tipos con copago o sin copago. En el primero, tendremos que abonar una cantidad extra cada vez que acudamos a ciertos servicios. En el segundo, el pago está cubierto. Generalmente se recomienda contratar un seguro sin copago, pero lo cierto es que dependerá de nuestra frecuencia de uso de las coberturas. Si nuestra concurrencia al médico es escasa, un seguro con copago será más económico, ya que abonaremos la cantidad extra tan sólo en ocasiones muy concretas.
En definitiva, respondiendo a la pregunta principal que ronda al artículo, lo importante es saber qué servicios necesitamos o esperamos de nuestro seguro privado. Si el de menor precio responde a estas necesidades, no debemos dudar en escogerlo frente a otro más caro que apenas nos dará ciertas ventajas de las que rara vez nos beneficiaremos.
¿Merece la pena tener un seguro de salud privado?
Junto a la pregunta anterior debemos formularnos también ésta que planteamos. Y es que las coberturas de las que disfrutamos como usuarios de la sanidad pública son bastante amplias y revisten una gran calidad de servicios. La pregunta que debemos hacernos es con qué frecuencia recurrimos a esas asistencias de las que no disfrutamos con la seguridad social.
Con un seguro de salud privado tendremos acceso a muchas coberturas, pero quizá hagamos uso de ellas esporádicamente, en cuyo caso gastaremos más en la cuota mensual que en el coste de cierta intervención eventual. En esta tesitura, tener el seguro privado no sería rentable. Como siempre en estos casos, lo importante es saber en qué medida haremos uso de los servicios y hasta dónde nos conviene contratarlos.